lunes, 6 de octubre de 2008

no hay estación

(10 de noviembre de 2oo7: cerca de las cataratas de Gullfoss, en Islandia)


"El tren olía a bolígrafo. Y Matías acababa de escuchar esta conversación en el andén, justo antes de entrar al tren:
-Por favor, yo voy a Lerton. Mi tren, por favor -una mujer anaranjada.
-Como no vaya usted al helipuerto -el jefe de estación.
-¿Cómo?
-No hay trenes. A Lerton quiero decir. No hay estación. Quiero decir que no hay estación en Lerton. Claro -el jefe de estación.
-¿Y cómo lo sabe usted?
-Por intuición.
-¿Y en autobús, podría ir?
-Sí, en autobús sí. Si compra usted un autobús.
Eran pesadas las maletas de Matías, y llevaba una en la mano derecha y la otra en la izquierda. Llevaba también las ganas de ir al baño, exactamente detrás de la cremallera del pantalón; también eso llevaba, exactamente en la mitad de los dos bolsillos delanteros. Y también eran pesadas las ganas de ir al baño".

(Unai Elorriaga, El pelo de Van't Hoff, Madrid, Alfaguara, 2oo4, p. 9).

1 comentario:

Unknown dijo...

Good good good......