jueves, 1 de enero de 2009

espere verde



"Es el tiempo que pasaste junto a ella lo que hizo tan importante a tu rosa"

(A. de S.-E., El Principito)

"... después de la guerra el mundo se presentaba enorme, ignoto y sin confines. Mi madre sin embargo volvió a vivirlo como pudo. Volvió a vivirlo con alegría, porque tenía un carácter alegre. Su espíritu no sabía envejecer y no conoció nunca la vejez, que consiste en quedarse humillado en un rincón llorando el desmoronamiento del pasado. Mi madre asistió sin lágrimas al desmoronamiento de su pasado y no llevó luto por él. No le gustaba vestirse de luto. Cuando su madre murió sola y de improviso, mi madre estaba en Palermo y fue a Florencia. Sufrió mucho al verla muerta. Después salió en busca de un vestido de luto, pero en lugar de comprarse un vestido negro, como era su intención, se quedó con uno rojo"

(Natalia Ginzburg, Léxico familiar, Barcelona, Lumen, 2oo7, p. 2o2. Trad. de Mercedes Corral).

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