miércoles, 11 de febrero de 2009

una incorrección

(La madrileña calle Pinar estuvo en Siberia el 9 de enero de 2oo9)


Debajo de un árbol, frente a la casa, veíase una mesa y, sentadas a ella, la muerte y la niña tomaban el té. Una muñeca estaba sentada entre ellas, indeciblemente hermosa, y la muerte y la niña la miraban más que al crepúsculo, a la vez que hablaban por encima de ella.
-Toma un poco de vino -dijo la muerte.
La niña dirigió una mirada a su alrededor, sin ver, sobre la mesa, otra cosa que té.
-No veo que haya vino -dijo.
-Es que no hay -contestó la muerte.
-¿Y por qué me dijo usted que había? -dijo.
-Nunca dije que hubiera sino que tomes -dijo la muerte.
-Pues entonces ha cometido usted una incorrección al ofrecérmelo -respondió la niña muy enojada.
-Soy huérfana. Nadie se ocupó de darme una educación esmerada -se disculpó la muerte.
La muñeca abrió los ojos.

(Alejandra Pizarnik, Prosa completa, Barcelona, Lumen)

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